Ing. Fernando Padilla Farfán
Actualmente, viajar ya no es la prerrogativa de la ociosidad y la riqueza. Tampoco un derecho de las clases privilegiadas. Ahora, el concepto de los movimientos turísticos se ha democratizado de tal manera, que cualquier familia se puede desplazar a otros lugares con relativamente pocos recursos económicos.
Aunque el primer impulso de viajar en las épocas muy tempranas en la historia de la humanidad, era para practicar el intercambio de mercancías y el comercio entre los pueblos, en la actualidad, el deseo de conocer otros lugares responde al impulso de la gente de satisfacer la necesidad imperiosa de descorrer el velo de la ignorancia y, de paso, elevar su bienestar físico, moral o espiritual. No poco se ha hablado en el sentido de que los viajes también contribuyen al refinamiento de los deseos humanos y el aumento de la experiencia.
Al viajar, igual que en tiempos remotos, los turistas se inclinan más por visitar aquellos lugares que están comunicados por caminos mejor construidos y más seguros. Los lugares que desde ese entonces más visitan los viajeros por placer, son los plagados de interés histórico, las costas y los balnearios que se ubican en lugares con esa maravillosa combinación de clima y paisaje.
También se agregan a la lista de destinos los parques recreativos con atractivos paisajes de montaña, y aquellos donde se pueden apreciar esculturas y monumentos de viejas culturas.
Viajar es una actividad muy agradable que enriquece el pensamiento y perfecciona el discernimiento.
El éxito de cualquier lugar que recibe turistas es cuando antes de concluir su estancia, ya están pensando en regresar. Los factores que convidan al turismo para volver o recomendar ese lugar son: la limpieza en general, el orden en la vialidad y la seguridad pública. Sin embargo, hay un factor que interfiere determinantemente en la afluencia turística: Cuando los visitantes tienen que enfrentar a Agentes de Tránsito que en lugar de orientar a los turistas, hacen de ellos una fuente de ingresos ilícitos. Cuando esto ocurre, los turistas no tan solo no regresan al lugar, sino que lo difunden entre sus amistades.
Sin embargo, hay algo que en nuestro país se ha descuidado y que podría contribuir grandemente a la movilidad turística: Los Paradores Turísticos.
Los Paradores Turísticos, de uso común en carreteras de Europa como las de Alemania y Francia, se construyen en las carreteras menos pobladas para ofrecer al turismo una alternativa para adquirir productos alimenticios y otros que requiera el viajante, en una misma área. Estos Paradores son una suerte de conjuntos multimodales donde en un mismo espacio el turista encuentra gasolineras para vehículos ligeros o pesados, taller para reparaciones menores, cafetería, restaurante, sanitarios, tienda con venta de productos farmacéuticos y, por supuesto, lavado de vehículos y vulcanizado de llantas. A estos servicios se agregan otros no menos importantes como módulos de información turística y la comunicación con las policías. También pueden contar con servicio de grúas y de enfermería. Incluyen cajeros automáticos. Algunos tienen el servicio de hotel.
Está claramente demostrado que la instalación de estos paradores, con la debida proyección arquitectónica y adecuada planeación comercial; contribuyen de manera determinante a incrementar el movimiento turístico, particularmente por la seguridad que ofrece la presencia policíaca no tan solo durante el día, también en la noche. El turista puede programar de mejor manera sus viajes por la seguridad de encontrar lugares que sean una escala en el camino si se trata de viajes de largo itinerario. México tiene territorios extensos, serían una buena opción.
Por cierto, la operación de los paradores no representa ninguna competencia para los restaurantes actualmente establecidos ya que su ubicación, como ya se dijo, es en lugares despoblados. Al contrario, el tráfico turístico se verá incrementado por que aparte de que este sistema es una buena forma de combatir el demonio del tedio, tan peligroso para los viajes largos, contribuye a un clima de seguridad por la posibilidad de encontrar cada 50 o 60 minutos, un lugar con las mismas características.
Por cierto, en los manuales de la SCT se considera la construcción de Paradores, y los define como instalaciones y construcciones adyacentes al derecho de vía de una carretera federal; pero nadie hasta el momento se ha preocupado por promover el desarrollo de los mismos, al menos con las características descritas. Por ello, que importante y oportuno sería que por su potencialidad turística, cualquier Estado del País se viera beneficiado con la promoción por parte de los Gobiernos de los Estados, de este tipo de infraestructura turística, ya que aparte de lo que representa en términos del incremento turístico, también contribuiría de manera importante a la creación de empleos a favor de los habitantes de lugares cercanos, donde también se adquirirían los insumos que se necesitan para la operación diaria de los paradores.